La Catedral de León ha sido
durante toda su existencia uno de los centros neurálgicos de la ciudad y, sobre
todo, su símbolo más conocido. Las actuaciones en torno a ella han sido causa
de grandes polémicas entre los leoneses, con enconadas disputas, a favor y en
contra de las diversas obras realizadas tanto sobre el propio edificio como
sobre su entorno.
La fachada principal, a
Poniente, ha tenido siempre delante una plaza más o menos desarrollada, cuyas
dimensiones actuales son prácticamente las mismas que se establecieron a raíz
de que el cabildo ganase un pleito en 1579 en el que ya justificaba los
derribos, las nuevas construcciones y el cambio de alineación afirmando que lo
hacía “para adorno e decoro de la ciudad” [1]
Por el Sur, siempre ha estado despejado el camino por conducir a una de las
puertas del recinto amurallado, mientras que por el Norte se halla adosado el
claustro y la cabecera se encuentra ya extramuros. Esta configuración se
mantuvo en el tiempo sin apenas cambios, salvo por dos intervenciones menores acometidas a
finales del siglo XVIII.
La primera de ellas es la
instalación en 1789 de una fuente dedicada al dios Neptuno como parte de un programa
de salud pública e higiene que procuró la instalación de 7 fuentes en diversas
plazas de la ciudad [2].
El hecho de que la de mayor envergadura y monumentalidad fuese la radicada en
esta plaza, nos indica que sigue siendo su centro neurálgico, a pesar de que el
Concejo contaba con una Plaza Mayor desde 1677.
De esta obra, deriva la segunda
que se acomete, puesto que se había desmontado la antigua fuente que formaba
parte del cierre del atrio de la Catedral. En 1794, después de diversas
vicisitudes, Sánchez Pertejo comienza un nuevo vallado perimetral en el que la
rejería sería la protagonista, facilitando la contemplación del edificio con el
menor obstáculo visual posible.[3]
Este es el mismo vallado que puede ser contemplado hoy en día, pues las escasas
modificaciones que se le han hecho, han sido miméticas con el original.
Se llega así a mediados del s.
XIX en que, como es bien sabido, se inicia la enorme y azarosa restauración
sobre el templo catedralicio siguiendo la corriente de moda europea, encabezada
por Viollet-le-Duc. [4]
Las obras sobre el edificio se finalizan en 1901 y se reinstaura el culto, pero
el arquitecto Juan Crisóstomo Torbado, último encargado de las mismas, acomete
también entonces, siguiendo al mismo teórico, el asilamiento del edificio, en
pos de que pueda ser contemplado por todos sus ángulos sin que nada lo impida.
Para ello, se derriba la denominada Puerta Obispo, constituida por una serie de
estancias adosadas por el Sureste a la cabecera y que unen esta con el palacio
episcopal. [5]
Como ha quedado patente con
todo lo expuesto, existe una constante preocupación de las autoridades por
conseguir una vista y marco idóneos para la contemplación del símbolo leonés
por excelencia.
Figura 1.Plaza de la Catedral. Imagen procedente del A.H.M.L., hacia 1910.
A comienzos del s. XX,
el modo de vida burgués da lugar a la aparición de avenidas y lugares de paseo
ajardinados que ofrezcan en la ciudad un simbólico pero confortable espacio que
rememore en el mundo urbano lo rural. De igual forma, las mejoras en
infraestructuras permiten mayores y más frecuentes desplazamientos de viajeros,
dando lo lugar a un incipiente turismo y surgiendo así la necesidad de
embellecer los entornos, especialmente los de monumentos.
En una carta que el Alcalde de
la ciudad remite en 1909 al Ayuntamiento, expresa el deseo de que se construya
un jardín a lo largo de los lienzos Sur y Oeste que “sirva de pedestal” al
monumento. [6]
El ángulo suroeste de la plaza
se convirtió con todas estas intervenciones en el lugar preferido por lugareños
y forasteros para la más amplia contemplación del monumento, pero la Fuente de
Neptuno obstaculiza la visión íntegra y además, su estilo neoclásico no encaja
ya en el ambiente que se ha dado al conjunto, por lo que se aprueba su traslado
en 1913.
Es probable que la visita que
realizó el 30 de septiembre de 1927 el Rey Alfonso XIII a León, en el
transcurso de la cual asistió a una misa en la Catedral y la recorrió, [7]
tuviera algo que ver en la decisión que el Ayuntamiento de la ciudad tomó de
emprender una nueva remodelación en los jardines de la Plaza de la Catedral. Para esas
fechas, según algunas imágenes parciales, presentaba un aspecto de maleza
asilvestrada poco agradable y que además, debía dificultar bastante la
protección del monarca y su esposa, constantemente amenazados.
El nuevo ajardinamiento se
encarga al ingeniero jefe del Servicio Agronómico Nacional en León, D. José
Galicia Alonso, y este elabora un meticuloso proyecto compuesto por planos,
presupuesto y memoria en los que se describen minuciosamente las medidas de
cada parterre, el color que han de tener los distintos macizos de flores, el
tipo de plantas adecuados para el clima de León y una distribución de bancos
con una fuente central. Un perfecto proyecto de jardinería y urbanismo
circundante que tiene como prioridad el hecho de que se va a instalar delante
de un Monumento Nacional, por lo que no puede incluir plantas de gran
desarrollo que impidan su visión (incluso marca los existentes que deben
suprimirse) y, “… por la misma razón la
fuente y los bancos que han de ir de frente a la fachada principal han de estar
en armonía con el valor artístico del monumento …” [8]
No ha sido hallado ningún plano
ni boceto original en el Archivo Histórico Municipal de León, sólo una copia
realizada con la técnica de reproducción de planos denominada blueprint. Se haya adjunto a la memoria y presupuesto presentados
originalmente a las autoridades municipales con la distribución urbanística de
todo el conjunto.
Figura
2. Imagen de la copia del plano original del proyecto de 1927, procedente del
A.H.M.L.
La memoria comprende la
descripción de unos bancos y fuente realizados en cerámica artística, porque ya
en octubre de ese mismo año D. José Galicia Alonso se ha puesto en contacto con
el taller de la Viuda
de Daniel Zuloaga e Hijos en los siguientes términos: Por encargo del
Ayuntamiento de ésta estamos haciendo el proyecto para instalar unos jardines
frente a la catedral, en los mismos va una fuente baja de un radio de 1,80 metros y 24 bancos
de 2 metros
por 0,50 mts. de ancho, y como la confección de ambas cosas es asunto que tu
puedes hacer bien, te agradeceré me remitas un boceto o mejor dicho un dibujo
de ambas cosas, y presupuesto de las mismas. Desde luego que quiero que tanto
la fuente como los bancos hagan juego artísticamente con la catedral. [9]
El intercambio de fotografías,
bocetos y presupuestos está registrado en el archivo del Museo Zuloaga, en San
Juan de los Caballeros (Segovia) a través de las 15 cartas conservadas de ambos
interlocutores. Lamentablemente, la ingente labor del inventariado de la
documentación del Museo Zuloaga no se ha finalizado, por lo que sólo podemos
ceñirnos a los datos que estas aportan.
Por ellas conocemos detalles
como que el presupuesto del que dispone el Ayuntamiento hace que la idea
original de poner 24 bancos se vea reducida hasta incluir sólo 8, lo que
supondrá finalmente la modificación de todos los parterres del proyecto.
El presupuesto final de todos
los elementos cerámicos será de 11.150 pesetas y se descartarán los reflejos
metálicos porque supondrían un incremento del 20%.[10]
A finales de 1927 el encargo
queda ultimado. El taller de la Viuda de Zuloaga e Hijos [11] elaborará unas composiciones
neorrenacentistas usando los modelos que habían hecho célebre a su progenitor,
a base de figuras mitológicas y elementos vegetales rodeados y entrelazados con
grutescos y roleos, de intensos colores. La mayoría de ellos podemos
encontrarlos en el famoso Palacio de Velázquez, en el madrileño Parque del
Retiro. Todos los bancos fueron realizados con forma prismática con respaldo
recto y una composición decorativa idéntica, a excepción del motivo central de la
parte posterior del respaldo, que incluían distintas vistas de León: Dos vistas
de la catedral, dos vistas de San Isidoro, una vista del palacio de los
Guzmanes, una vista de la Plaza Mayor, una vista de la plaza del Grano y otra
vista del desaparecido santuario de la Virgen del Camino. Las imágenes que
sirvieron de inspiración a todas las estampas leonesas procedían de distintas
postales que les fueron remitidas a tal fin por D. José Galicia. [12]
A tenor de la documentación conservada, en la que se dan todo tipo de
indicaciones para el montaje, descripción del contenido y numeración de las
cajas enviadas y se alude a planos y bocetos que se adjuntan para facilitar la
correcta composición de cada elemento, los Zuloaga no llegaron a visitar
personalmente la ciudad en ningún momento.
La fuente por su parte, es
descrita a través de la correspondencia con algunos detalles que han resultado
de gran valor. Ya en la petición inicial se había establecido que tendría un
radio de 1,80 m [13].
Para poder establecer el presupuesto final, se fija la altura del pilón en 0,20 m , dado que la visión
de la imagen de la Catedral que adorna el fondo del plato será mejor[14].
Y en las instrucciones para el montaje, se aconseja colocarla sobre una base de
5 cm que
hará de zócalo y se detallan las dimensiones de la columna central que adorna
la fuente, de 1,40 m
de altura, diciendo así mismo que se incluyen las tiras de azulejos para
chapearla alrededor, alternando las azules y las amarillas[15].
Para su parte superior se realizó un capitel inspirado en uno recogido en el
Museo de León con el número 1 de inventario, procedente según su ficha del
Monasterio de San Benito de Sahagún, cuyo modelo constaba también entre los
fondos del taller al menos desde 1914.
Un mes más tarde que la fuente,
llegan a León los ocho bancos y es remitida carta acompañándolos, con las
indicaciones del contenido de cada caja y dando noticia de un planito en
acuarela para su montaje.[16]
Del resto de la
correspondencia, se infieren los detalles sobre la realización del pago de la
obra y el arreglo de diversos detalles sobre piezas que llegaron rotas y
hubieron de ser repuestas.
Como curiosidad, se debe
mencionar que en febrero de 1928, los Zuloaga escriben a Juan C. Torbado, amigo
de la familia y arquitecto municipal de León, para solicitarle información
sobre el proyecto, a lo que el citado les envía respuesta diciendo que bien
poco sabe del tema porque no se lo han encargado a él, sino al ingeniero. Les
encomienda eso sí, que presten especial cuidado al cocer los materiales, para
que resistan las heladas.
Si bien en el acuerdo inicial
se había solicitado que el trabajo del taller habría de estar terminado para la
segunda decena de marzo, que era cuando se pensaba instalar, sabemos por la
fechas de las cartas que se concluyó en la segunda mitad del mes de mayo de
1928.
Figura
3. Imagen procedente del AHML. La plaza en 1928, recién acabada la instalación.
La novedad de sus llamativos
colores y formas debió resultar sorprendente para los leoneses de la época y
fue objeto de chanzas y debates, como se desprende de un librito de la época
muy popular. [17]
Tras la Guerra Civil, a lo
largo de la década de los 40, la ciudad de León sufrió profundas
transformaciones urbanísticas. Entre estas, se estableció un nuevo programa de
jardines en el entorno de monumentos con una imagen de cierta uniformidad entre
ellos, por lo que este también fue remodelado. A pesar de la ausencia total de
noticias al respecto en las instancias municipales, se ha podido constatar que
el jardín estaba siendo desmantelado en marzo de 1944, gracias a una de las
imágenes que el Archivo de la Base Aérea de la Virgen del Camino puso a
disposición del Ayuntamiento de la ciudad para formar parte de la Fototeca
municipal y con las que se realizó una exposición pública en abril de 2011.
El vaso de la fuente no fue
trasladado, sino enterrado bajo un pequeño túmulo sobre el que se situó años
más tarde una farola cuya base de hormigón se asentó en el lugar donde antes
habían estado la columna y el capitel, de los que nunca más se ha sabido. Habiéndose dado por perdido también el vaso, fue hallado en el transcurso de la nueva (y hasta
ahora última) reforma que se hizo en 1997. Para poder ser retirada, los
azulejos fueron desmontados de su armazón y recogidos en un almacén municipal.
Los bancos fueron arrancados de
su lugar original completos, base incluida, y colocados en su nuevo
emplazamiento en los jardines de lo que hoy en día es la residencia de la
tercera edad “Virgen del Camino”, que había sido construida en 1915. Cuatro de
ellos se encuentran situados en similar disposición a la original en un espacio
circular delante de la puerta de acceso principal. Los otros cuatro, se
alinearon a lo largo de la fachada del edificio que puede verse desde la calle
de San Mamés.
A pesar de ser unos grandes
desconocidos incluso para los leoneses, son también unas piezas queridas y
admiradas por quienes sí saben que existen, quizá por lo insólito y escaso de
este tipo de obras en la capital leonesa.
Aunque finalmente han podido
ser recopiladas diferentes imágenes de la Plaza de Regla entre 1928 y 1944, el
esfuerzo para conseguirlas ha sido titánico pues raramente han sido publicadas.
Además, todas ellas dan una imagen sesgada y parcial del conjunto.
Es por ese desconocimiento
general por lo que no ha sido posible conformarse con la recopilación de los
datos y la escasa documentación existente al respecto.
El primer paso, ha sido la
digitalización del plano de proyecto original de 1927 dado que contenía las
cotas y escalas necesarios para poder llevarlo a cabo.
Una vez hecho, se ha cotejado
con la digitalización del urbanismo existente hasta 1997 y se ha podido
constatar que los límites de la zona ajardinada se mantuvieron prácticamente
intactos, salvo por la alineación de la esquina sureste.
De este dato, se ha deducido
que si bien la distribución de los parterres y la colocación de los bancos fue
cambiada, la configuración del espacio urbanístico había sido ejecutada ya en
1928 y mantenida intacta después de 1944.
Contando con ello y con las escasas
imágenes parciales recogidas, ha sido posible establecer una aproximación
también digital al proyecto que verdaderamente se ejecutó.
Figura 4. Planimetría digital
del proyecto de 1927.
Figura
5. Recreación del proyecto ejecutado en 1928.
Los bancos se hayan a la
intemperie desde su instalación y su patología es diversa y crítica. Por citar
algunas de sus lesiones, a parte del hecho de grandes pérdidas de material y
reparaciones desafortunadas que han resultado aún más dañinas, son visibles la
suciedad, las sales en las juntas, la pérdida de vidriado y de color, las
exfoliaciones y disgregaciones y las deformaciones de la pasta o bizcocho.
La completísima información
técnica que sobre todos los aspectos del trabajo del taller de los Zuloaga incluye la tesis
doctoral de D. Abraham Rubio, ampliamente citada aquí, sería suficiente para
acometer los aspectos técnicos de una eventual intervención para su
recuperación.
Su deterioro
aumenta cada año y las pérdidas son visibles entre las distintas series de
fotografías que personalmente he realizado en los últimos años.
Por esa razón, me ha parecido conveniente llevar a cabo una reconstrucción virtual en 3D de cómo pudo ser el conjunto levantado en 1928,
partiendo de un plano digitalizado plausible y gracias a las facilidades que la
tecnología pone hoy a nuestro alcance. Por un lado, da una imagen de las piezas que lo componían y, en un segundo lugar, pero no menos importante,
permite su difusión como el conjunto que fue.
Estas son imágenes del resultado, que aún no ha sido posible poner a libre disposición pues se haya en proceso de encontrar la forma más accesible para todos de hacerlo.
[1]
CAMPOS SANCHEZ-BORDONA, M.D.; PEREIRAS FERNÁNDEZ, M.L. (2005). Iglesia y
ciudad, su papel en la configuración urbana de León: las plazas de San Isidoro
y Regla. León.
[2]
SANTOS VALERA, S. (2004): “Fuentes públicas en la ciudad de León”. Argutorio.
Nº13. pp. 8-10
[3] MORAIS VALLEJO, E. (2008): “El atrio de la Catedral de León. Edificación, polémica y
reclamaciones de una obra singular de finales del siglo XVIII”. De Arte. 7. pp. 167-192.
[4] GONZALEZ-VARAS,
I. (1993). La Catedral de León. Historia y Restauración
(1859-1901).León.
[5] PONGA
MAYO, J.C. (2009): León perdido. Construcciones singulares desaparecidas en la
ciudad de León de 1800 a
2000. León
[6] A.H.M.L.
Caja 1289. Sección: Secretaría. Serie: Plaza de la Catedral: Construcción de un
jardín
[7] A.A.V.V.
(2000). El siglo de León. Crónica de cien años 1901-2000. León.
[8]
A.H.M.L. Sección Obras Antiguas. Caja 12312. Carpeta 17. Legajo 29
El proyecto lleva fecha del 23 de Noviembre de 1927,
pero se encontraba en esta carpeta
bajo el título “Ampliación del jardín de la Catedral” del año 1929. Contiene
copia del Plano original del Proyecto y no existe anotación alguna al respecto
de las modificaciones que se realizaron, pues no fue finalmente ejecutado con
esa distribución como se aprecia en las fotografías de los años 30.
La razón de que exista esta carpeta es que, según el
informe que contiene, en un primer momento no se ejecutó todo el tramo del lado
Sur, que se realizará en estas fechas.
[9] RUBIO
CELADA, A. (2005). De la tradición a la modernidad: los Zuloaga ceramistas.
Tesis doctoral UCM.
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 1. Carta fechada el 4 de octubre de
1927.
[10] RUBIO
CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 4. Carta fechada el 14 de
diciembre de 1927
[11] El
famoso ceramista Daniel Zuloaga, había fallecido en 1921. Sus 3 hijos, Juan,
Esperanza y Teodora continuaron con la tradición ceramista iniciada por su
padre manteniendo el taller abierto hasta 1949.
[12] RUBIO
CELADA, A.(2005). Íbidem.
De las tres postales inventariadas en la citada Tesis,
una es precisamente la de la Plaza Mayor, que es el único respaldo que en la
actualidad ha desaparecido casi íntegramente, lo que ha servido para hacer un
montaje figurado en la reconstrucción.
[13] RUBIO
CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 1. Carta fechada el 4 de
octubre de 1927.
[14] RUBIO
CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 4. Carta fechada el 14 de
diciembre de 1927.
[15] RUBIO
CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 5. Carta fechada el 11 de
abril de 1928.
[16] RUBIO
CELADA, A.(2005). íbidem
Tomo III. Doc. Q. 2. 12. 6. Carta fechada el 5 de mayo
de 1928.
[17] BUJÍA
Y LAMPARILLA (1929). Guía cómica de León.
León.